José Álvarez Sáenz de
Buruaga
Con motivo de mi última visita a Mérida me ha surgido la
necesidad de dedicarle un post a la figura de D. José Álvarez Sáenz de Buruaga
(1916-1995), el gran impulsor de la arqueología emeritense.
Don José Álvarez Sáenz de Buruaga al comienzo de su carrera
profesional [Foto: Archivo Álvarez/Nogales]
Su carrera profesional fue larga pero su desarrollo tuvo
lugar casi en su totalidad en el Museo Arqueológico de Mérida. Su labor como
arqueólogo comenzó de la mano del profesor Nieto Gallo formando parte de su
equipo de trabajo en el yacimiento de Iruña. Posteriormente, tras cursar sus
estudios en la Universidad de Zaragoza, se trasladó a Gerona siendo notable su
etapa allí por ser el lugar que le metió de lleno en el mundo de la arqueología
ya que pudo desarrollar su pasión ocupándose de los yacimientos gerundenses y
entrar en contacto con otros arqueólogos como D. Pedro de Palol o Miguel Oliva
Prat.
Su llegada a Mérida tiene lugar en 1943 por la necesidad en
ese periodo de una figura que reorganizara el Museo Arqueológico de la ciudad y
continuara las excavaciones iniciadas por D. Ramón Mélida y D. Maximiliano
Macías que habían sacado a la luz los monumentos más señalados del conjunto
augustano. Quedó sin duda seducido por los restos de la pasada grandeza de la
ciudad: teatro, anfiteatro, circo, acueductos…etc.
Su trabajo al frente de los yacimientos y el Museo estuvo
plagado de problemas como la complicada labor de inventariar todas las piezas
encontradas en los monumentos de la ciudad. Otra de las dificultades a las que
se enfrentó fue la necesidad de convertir el Museo de Mérida en un importante
centro de investigación, frente a lo cual tomó la decisión de incrementar en
gran medida los fondos bibliográficos hasta ese momento existentes (únicamente
100 títulos) hasta conformar la que hoy es la más importante biblioteca
temática romana de la Península.
Quizá el mayor problema al que tuvo que hacer frente fue el
de conseguir convencer sobre la necesidad de un nuevo lugar más apto que albergara
todos los hallazgos que se iban encontrando ya que la sede que los albergaba
desde 1843, la Iglesia de Santa Clara, ya no tenía la suficiente capacidad y
además no permitía mostrar los hallazgos tal y como Sáenz de Buruaga deseaba,
es decir, con un carácter didáctico.
Instalaciones de la iglesia de Santa Clara [Foto: M. de la
Barrera Ocaña]
En 1963 se creó, a iniciativa suya, el Patronato de la
Ciudad Monumental Histórico-Artística y Arqueológica de Mérida con el objetivo
de potenciar el conjunto monumental emeritense, un organismo con funciones como
impulsar las excavaciones como las de la casa de Mitreo y el Anfiteatro, el
acceso al publico de los yacimientos o su conservación mejorando así todo el
conjunto.
Cabe por último destacar uno de sus grandes éxitos y que
constituyó una obsesión desde el principio: la consecución de un nuevo edifico
que albergara todas las piezas de los yacimientos y además el lograr ubicarlo
en el “Solar de las Torres” frente al teatro. En 1981, al fin, se aprueba el
proyecto y se pone en manos de Rafael Moneo. El entendimiento entre este y Sáenz
de Buruaga fue inmediato aunque sí es cierto que discreparon en muchos aspectos
pero al final el arquitecto tuvo la idea de crear un edifico que recordara a la
tradicional arquitectura romana inspirándose así en las Termas de Caracalla
para su construcción.
Museo Arqueológico de Mérida [Foto: Antonio Alba]
Se inauguró el 19 de septiembre de 1986 ya con Don José
Álvarez jubilado pero con la tranquilidad de haber logrado su objetivo después
de haber sorteado todas las dificultades que se presentaron en el camino.
Sobre los logros y la importancia de la figura de Don José
Álvarez Sáenz de Buruaga se podría escribir un libro pero deseaba, aunque fuera
brevemente, rescatar su figura por su gran relevancia en el ámbito de la
arqueología de la Península.
Bibliografía:
ALBA GONZÁLEZ FERNÁNDEZ
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