Buscar este blog

miércoles, 27 de abril de 2016

José Álvarez Sáenz de Buruaga


Con motivo de mi última visita a Mérida me ha surgido la necesidad de dedicarle un post a la figura de D. José Álvarez Sáenz de Buruaga (1916-1995), el gran impulsor de la arqueología emeritense.
















Don José Álvarez Sáenz de Buruaga al comienzo de su carrera profesional [Foto: Archivo Álvarez/Nogales]


Su carrera profesional fue larga pero su desarrollo tuvo lugar casi en su totalidad en el Museo Arqueológico de Mérida. Su labor como arqueólogo comenzó de la mano del profesor Nieto Gallo formando parte de su equipo de trabajo en el yacimiento de Iruña. Posteriormente, tras cursar sus estudios en la Universidad de Zaragoza, se trasladó a Gerona siendo notable su etapa allí por ser el lugar que le metió de lleno en el mundo de la arqueología ya que pudo desarrollar su pasión ocupándose de los yacimientos gerundenses y entrar en contacto con otros arqueólogos como D. Pedro de Palol o Miguel Oliva Prat.
Su llegada a Mérida tiene lugar en 1943 por la necesidad en ese periodo de una figura que reorganizara el Museo Arqueológico de la ciudad y continuara las excavaciones iniciadas por D. Ramón Mélida y D. Maximiliano Macías que habían sacado a la luz los monumentos más señalados del conjunto augustano. Quedó sin duda seducido por los restos de la pasada grandeza de la ciudad: teatro, anfiteatro, circo, acueductos…etc.
Su trabajo al frente de los yacimientos y el Museo estuvo plagado de problemas como la complicada labor de inventariar todas las piezas encontradas en los monumentos de la ciudad. Otra de las dificultades a las que se enfrentó fue la necesidad de convertir el Museo de Mérida en un importante centro de investigación, frente a lo cual tomó la decisión de incrementar en gran medida los fondos bibliográficos hasta ese momento existentes (únicamente 100 títulos) hasta conformar la que hoy es la más importante biblioteca temática romana de la Península.
Quizá el mayor problema al que tuvo que hacer frente fue el de conseguir convencer sobre la necesidad de un nuevo lugar más apto que albergara todos los hallazgos que se iban encontrando ya que la sede que los albergaba desde 1843, la Iglesia de Santa Clara, ya no tenía la suficiente capacidad y además no permitía mostrar los hallazgos tal y como Sáenz de Buruaga deseaba, es decir, con un carácter didáctico. 













Instalaciones de la iglesia de Santa Clara [Foto: M. de la Barrera Ocaña]

En 1963 se creó, a iniciativa suya, el Patronato de la Ciudad Monumental Histórico-Artística y Arqueológica de Mérida con el objetivo de potenciar el conjunto monumental emeritense, un organismo con funciones como impulsar las excavaciones como las de la casa de Mitreo y el Anfiteatro, el acceso al publico de los yacimientos o su conservación mejorando así todo el conjunto.
Cabe por último destacar uno de sus grandes éxitos y que constituyó una obsesión desde el principio: la consecución de un nuevo edifico que albergara todas las piezas de los yacimientos y además el lograr ubicarlo en el “Solar de las Torres” frente al teatro. En 1981, al fin, se aprueba el proyecto y se pone en manos de Rafael Moneo. El entendimiento entre este y Sáenz de Buruaga fue inmediato aunque sí es cierto que discreparon en muchos aspectos pero al final el arquitecto tuvo la idea de crear un edifico que recordara a la tradicional arquitectura romana inspirándose así en las Termas de Caracalla para su construcción. 











Museo Arqueológico de Mérida [Foto: Antonio Alba]

Se inauguró el 19 de septiembre de 1986 ya con Don José Álvarez jubilado pero con la tranquilidad de haber logrado su objetivo después de haber sorteado todas las dificultades que se presentaron en el camino.
Sobre los logros y la importancia de la figura de Don José Álvarez Sáenz de Buruaga se podría escribir un libro pero deseaba, aunque fuera brevemente, rescatar su figura por su gran relevancia en el ámbito de la arqueología de la Península. 

Bibliografía:





ALBA GONZÁLEZ FERNÁNDEZ

No hay comentarios:

Publicar un comentario