Aunque es cierto que la asignatura es Historia de la arqueología y del coleccionismo de antigüedades me parece importante de hablar de una institución que se encarga de todo el proceso posterior al descubrimiento de obras, el llamado Instituto del Patrimonio cultural de España, una institución que tenemos al alcance de nuestra vista incluso desde nuestra propia facultad. Recuerdo una visita que realizamos y que me suscita el interés suficiente como para dedicarle una entrada a esta institución tan importante que posee una labor imprescindible para nosotros.
La vez que visite el instituto del Patrimonio Cultural de España, institución estatal dedicada a la investigación, conservación, restauración y documentación del Patrimonio. Éste presenta un gran interés, no solo como institución, sino también como edificio, pues el lugar en el que se emplaza goza de una estética propia. El edificio se levanta sobre hormigón armado visto, de planta circular dividida en gajos, distribuido en cuatro plantas conectadas entre ellas por escaleras y coronada por una cúpula de cristal. Responde a un proyecto de 1965 de los arquitectos Fernando Higueras y Antonio Miró que se paralizó un año más tarde para ser concluido en 1985, momento en el que se convertiría en la sede del Instituto del Patrimonio. El propio edificio está considerado un bien de interés cultural y, como tal, no se permite la modificación de los elementos estéticos del mismo. No obstante, sí que se acometieron una serie de modificaciones ya que ninguna de estas alteraba la estética del edificio (eliminación del jardín del patio central, el cubrimiento del mismo con una cúpula de cristal y la construcción de una biblioteca en el sótano. Ninguno de estos cambios son apreciables desde el exterior, lo que permitió que se llevaran a cabo, pero muchos son los elementos del edificio que, a pesar de entorpecer la labor que se realiza en él, no pueden ser alterados. Un ejemplo de esto son las numerosas plantas dispuestas a lo largo de los pasillos de todo el edificio.
En cuanto a la institución, además de la elaboración y ejecución de planes de conservación y restauración, se encarga de establecer las líneas prioritarias de investigación, así como de archivar todos sus trabajos y formar nuevos técnicos en la materia. Además, cumple con una importante labor de difusión que se apoya en el archivo, la biblioteca, la fototeca, etc. (todo ello abierto al público). Dicha institución forma parte del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y colabora con otras instituciones (museos, galerías, etc.) interviniendo obras bien para su restauración o para su conservación. La conservación preventiva es una de las labores que de forma sistemática realiza el instituto y que tiene como objetivo minimizar al máximo el desgaste de las obras a través de un continuo seguimiento. Cuando la conservación preventiva falla se procede a la restauración, que resulta más laboriosa, cara y no siempre ofrece mejores resultados. Esta restauración atenderá a uno u otros criterios dependiendo del carácter de la obra tras su realización. Así, si goza de un carácter museístico la obra será restaurada intentando recuperar lo máximo posible del original, sin añadido nuevos. Por otra parte, si por ejemplo se tratase de un objeto de culto, éste sería restaurado en su totalidad para poder ser depositado a su lugar de origen, donde continuaría desarrollando su función. Bien con unos criterios o con otros, el proceso de restauración es un proceso muy largo y laborioso que exige la intervención de numerosos especialistas y sigue siempre un mismo itinerario.
Tras la llegada de las obras éstas son desembaladas y convenientemente documentadas. En caso de necesitarlo, la obra es trasladada a la cámara de anoxia, en la cual se aísla del oxígeno para así acabar con posibles microorganismos que podrían poner en peligro no sólo esa obra, sino también todas las demás del taller. Finalmente, la obra es depositada en su taller de correspondiente para ser intervenida (escultura en madera, escultura en piedra, textiles, pintura, etc.). Generalmente, la restauración de cada obra es llevada a cabo por un especialista que se ocupa exclusivamente de esa obra, y supervisada por otro que puede tener otras obras bajo su supervisión. Es un trabajo lento y laborioso que exige un gran conocimiento del material que se está tratando y las posibles respuestas que el mismo puede tener.
A lo largo de la visita conocimos el caso de una obra pictórica sobre lienzo que había llegado al Instituto de Patrimonio a través de una herencia y que, más tarde, resultó ser, presuntamente, de una mujer a la que el difunto le estaba guardando la obra. La propiedad del patrimonio fue, por tanto, otro de los aspectos tratados en la práctica, así como el proceso a través del cual el Estado compra una obra a un particular.
En síntesis, la visita al instituto permite acercarse más a algunos de los aspectos que de forma teórica se imparten en la materia (técnicas o procesos concretos de restauración, terminología, etc.). Pero, ante todo, sirve para entender la labor del restaurador, no como algo puntual, sino como algo continuo; un estado de continua conservación. Si ésta es adecuada y la obra no sufre ningún tipo de maltrato, no debería necesitar una posterior restauración, que en ocasiones puede resultar fatal para dicha obra. Pero, además de éstas, también se realizan labores de continua investigación (sobre todo en el campo de la restauración), así como de difusión de dichas investigaciones al público a través de una serie de publicaciones, dominios en la red, biblioteca y demás archivos del instituto.
Fernando López de Sabando Meijide.
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