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jueves, 5 de mayo de 2016

Errores en los proyectos museográficos

No es algo que se salga de la norma que alguno de los yacimientos más relevantes se hayan producido por simples coincidencias. Uno de los más asombrosos fue el descubrimiento de la Villa romana de la Olmeda.


Descubierta en 1968 mientras se araban las tierras, no pudo ser excavada hasta la década de los años 80, momento en el que el propietario de dichas tierras decidió donarlas a la diputación de Palencia. Habrá que esperar por tanto unos años para que las maravillas de esta construcción de finales del siglo I dC pudiesen visitarse.En el 2009 se encargó a los arquitectos Paredes y Pedrosa que realizasen un nuevo proyecto para realizar de la villa un museo fácil de visitar y admirar. Pero, ¿realmente se puede considerar así? 

El conjunto en sí, es una maravilla arquitectónica, que nos muestra el lijo que podía existir en una provincia del imperio y el poderío de aquellos que aquí habitaron. Pero, es de reseñar, que una de sus parte más asombrosas y espectaculares se encuentra en su mosaico más grande. Dicho mosaico reproduce el momento mitológico en el que Odiseo descubre al pélida Aquiles entre las muchachas de la corte de Skyros. Este gran mosaico constituye ya por si mimo una importante fuente de interés para la visita a dicho complejo. Pero es aquí, el momento en el que todo el sistema museográfico, que hasta el momento no ha resultado un problema, aparece ante nosotros. Esta gran escena en cuadrado, se encuentra precedida de un rectángulo en el que se nos narra una cacería; y va a ser esta la única de las escenas que se pueda ver con total claridad, pues el pasillo por el cual puede caminar el visitante, no permite más que la visión desde un par de metro por encima del propio mosaico. La escena principal queda completamente fuera del alcance de nuestra vista. 


De quién fue la idea de no permitir más que un único pasillo para contemplar los yacimientos, es algo que a mi parecer no es de relevancia, pues lo más significativo es el resultado final. Resultado que nos deja completamente insatisfechos con la visita, pues esperando ver aquello que tanto plasmarán después en los diferentes objetos de la tienda, o en los folletos de la visita, se espera poder contemplar al menos parte de él como es debido. ¿Acaso no nos están engañando al vendernos algo que después no nos va a ser posible disfrutar? ¿Hasta que punto la nueva disposición y protección del yacimiento nos es beneficiosa al gran público? Creo que eso es algo que desde la propia organización de la villa deberían de cuestionarse para poner una rápida solución al problema. 




Nuria Álvarez Garrote


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El astrolabio y su influencia en el arte.

Como se ha podido comprobar, este año en la facultad de Geografía e Historia se ha estado hablando de un objeto muy particular y su relación con otras artes, concretamente me refiero al astrolabio. Este instrumento tan necesario durante siglos ha sido motivo mas que suficiente para inspirar una obra de increíble factura, el llamado Tapiz del Astrolabio. Considero que después de tanto interés dedicado a esta pieza merezca ser nombrada y examinada con detalle. 


Si nos dirigimos a la zona de arte hispano-musulmán que hay en el Museo Arqueológico nacional, delante de la vitrina del astrolabio existe una introducirnos al mundo de las ciencias musulmanas con una serie de objetos de la época. Entre los distintos objetos se hace mas hincapié en un incensario circula, una obra maravillosa y de gran desarrollo tecnológico para el momento, y en el astrolabio.

Se trata de un elemento clave para calcular la hora del día o de la noche gracias a los conocimientos astronómicos y a la posición del sol y de las estrellas. De todos los tipos de astrolabios que existen nos estuvo explicando el astrolabio planisférico, en el cual se proyecta la esfera celeste sobre el plano del ecuador. Estos astrolabios suelen estar realizados en bronce o latón y de unos 15 cm de diámetros, aunque como pudimos comprobar en la última planta del museo existen unos astrolabios mucho más grandes. Está compuesto por compuesto por cuatro piezas principales: una caja o "madre" de cinco láminas que representan distintas latitudes, una red o "araña" con indicadores para veinticuatro estrellas y una alidada. En el anverso -o "dorso"- lleva un calendario zodiacal y una escala altímetra denominada "cuadrado de sombras".

El Astrolabios se utilizan para mostrar cómo el cielo se ve en un lugar específico en un momento dado. Esto se hace mediante la plasmación del cielo en una de las caras del astrolabio y el marcado de modo que las posiciones en el cielo son fáciles de encontrar. Para utilizar un astrolabio, se ajustan las diferentes partes a una fecha y hora específicas según el lugar geográfico en el que nos encontremos. Una vez establecido, gran parte del cielo, visible e invisible, está representado en la cara del instrumento. Esto permite resolver un gran número de problemas astronómicos de una manera muy visual. Los usos típicos del astrolabio incluyen calcular el tiempo durante el día o la noche, para determinar el tiempo de un evento celeste como el amanecer o el atardecer y las horas de oracion. Los astrolabios eran también una de las herramientas básicas de educación en astronomía a finales de la Edad Media. El astrolabio no era un instrumento de navegación propiamente aunque se usaron hasta que en el renacimiento se desarrollaría uno para la mar, el denominado cuadrante que es simplemente un anillo marcado en grados para medir alturas celestes.

Sabemos que la historia del astrolabio comienza hace más de dos mil años. Los primeros astrolabios que se conocen son de antes del año 150 a.C., y se desarrollaron plenamente antes del año 400. Fue muy desarrollado en el mundo islámico en el 800 y se introdujo a Europa desde la España islámica (Al-Andalus) a principios del siglo XII. Fue el instrumento astronómico más popular hasta el siglo XVII, cuando fue reemplazado por instrumentos más especializados y precisos.



Centrandonos ahora en el Tapiz del Artrolabio diremos que como primer punto de la conferencia, la Doctora Azucena nos presentó la obra, El tapiz del astrolabio, nos estuvo hablando de su origen desconocido, de su posible tasación cronología del siglo XV y su emplazamiento actual en el museo de tapices y textiles del a catedral de Toledo. Como características de la pieza vemos una estructura tripartita con una central circular, llama la atención la gran cantidad de personajes con sus nombres, una de las teorías que mantiene es que uno de ellos representa el primer motor inmóvil del universo, acompañado por dos mujeres y Atlas.

En la parte superior podemos observar a dos figuras que representarían dos de las ciencias más desarrolladas del momento, la filosofía y, cómo no, la astrología. En la parte inferior tendríamos la geometría y la aritmética, uno de ellos posee un triangulo que es un cuadrante para hacer cálculos geométricos, la doctora Azucena mantiene que esto podría hacer referencia al sistema del cadriviun y el trívium, con las figuras de Virgilio como la literatura acompañado de las matemáticas y la astronomía.

Atendiendo ahora al centro del tapiz, la doctora Azucena sugiere que puede ser la imagen del cosmos y hay una relación con los astrolabios, ahí el nombre. La araña es la forma que tiene las estrellas y el cosmos, si comparamos la araña con el tapiz vemos que coincide. En el tapiz no encontramos los punteros típicos de la araña, en lugar vemos las constelaciones dibujadas, estas constelaciones de agrupaciones convencionales son puntos que dan una figuración y una iconografía. En el tapiz vemos que la representación es distinta a los dibujos típicos de las constelaciones, observamos que solo hay una estrella representada, la que normalmente se representa en el astrolabio y es la que se marca, dando un dibujo completamente libre. Hace mención de dos representaciones atípicas como son la corona austral y la copa, dos intrusos que vemos mal colocados, la copa esta desplazada y la corona no debería estar puesto que queda después de lo que abarca el astrolabio, que junto a las dos figuras de los lados, nos muestra una escena mucho más concreta que rompe toda la temática de la representación, el resto es matemático y astronómicamente perfecto. Por otra parte es curioso que no aparezca ninguna representación del zodiaco únicamente en la banda eclíptica con sus nombres y sus signos

Por último, la doctora Azucena nos habla del fondo, el superior es un fondo estrellado, pero en la parte inferior vemos un fondo de flores, esta curva representaría la línea del horizonte, es el final de la bóveda celeste sobre la posición del observador, en el tapiz se representa como una línea que separa el cielo de la tierra, con las estrellas y las flores.

Definitivamente esta conferencia me pareció sumamente interesante pues no solo nos habla de una pieza magnifica, sino que nos muestra todo el trabajo anterior, todo el estudio que requiere la realización de una obra tan compleja como esta. Sin duda lo que me sugiere esta conferencia es la labor que nos corresponde a los historiadores del arte para desenmascarar los misterios intrínsecos de las piezas sin quedarnos meramente en su superficie y ser capaces de hacer un estudio tan minucioso como el de este tapiz. 

Fernando López de Sabando Meijide.

La academia de bellas artes de San Fernando

Esta entrada se basa en una idea que hemos trabajado en clase, la idea de la copia. Antiguamente se copiaban obras de arte para expresar la situacion social de una persona o familia, idea que se ha ido desarrollando por los siglos hasta llegar a nuestros dias. Si nos paramos a pensar un poco descubriremos que una de las instituciones mas importantes y longevas de nuestra comunidad es la Academia de bellas artes de San Fernando. Esta academia continua con la idea de copiar otras obras, pero siempre con otras intenciones. 


La Academia de Bellas Artes de San Fernando es la institución artística de más larga trayectoria y mayor vigencia cultural en España. Actualmente se compone de numerosos expertos reconocidos en sus respectivos campos (escultura, pintura, arquitectura, cine, fotografía, etc.). En la visita al taller de escultura, uno de sus múltiples talleres, pudimos presenciar como se retiraba un molde de yeso de la copia del busto de Lope de Vega y compararlo con uno de los moldes de silicona. 

El molde de yeso, que resulta mucho más aparatoso de montar (debido a los numerosos orificios y piezas que presenta y el orden exacto en que éstas se deben colocar), tiene una vida mucho más largas que los moldes de silicona. No obstante, éstos últimos son mucho más rápidos de producir, más sencillos de utilizar (pues no se compone de tantas piezas) y más económicos. Además, el resultado inmediato del molde de silicona, al ser solo de dos piezas, tan solo presenta una costura (corte) por la mitad de la escultura. El molde de yeso, en cambio, da como resultado unas obras con más costuras, las cuales deben lijarse todas hasta eliminarlas. 

Así mismo, como ya ocurre con los moldes, también las obras (copias) se realizan en materiales distintos al original (materiales sintéticos como algunas resinas, a las que posteriormente se las puede aplicar una capa de polvo de cobre, o de mármol). Finalmente, el resultado es a simple vista muy similar al de la obra original. 

Todo esto que a priori parecen ser ventajas e incluso avances en el mundo de las técnicas artísticas, encuentra, no obstante, también sus detractores. En la visita a la Escuela de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid fuimos acompañados de un profesional de la escultura que defendió la labor del escultor y la importancia de la intervención manual de éste en el proceso de elaboración de la obra. Además, señaló la importancia de la utilización de materiales “verdaderos”, desacreditando las obras de materiales sintéticos. 

Si bien es verdad que una obra se valora por el material del que ésta se compone, no es ésta la única característica, obviamente, que se ha de tener en cuenta. Ya en época romana se utilizaba el travertino como sucedáneo del mármol en obras de carácter arquitectónico escultórico. 

El uso de materiales sustitutivos de otros puede estar justificado en obras de menor valor o carente de una gran carga significativa, con una finalidad exclusivamente decorativa. Un ejemplo de esto pueden serlo los jarrones que adornan la fachada del Museo del Prado de Madrid, que parecen ser de algún material pétreo. De ser así, probablemente su constante mantenimiento, así como la restauración de los posibles daños que pudiera ir sufriendo supondrían una ardua tarea que, tal vez, no pudiese llevarse a cabo por falta bien de recursos económicos, bien de recursos humanos. 

Por ello, el empleo de nuevos materiales en las escultura o demás artes no deben ser vistas ni como una imposición ni como algo que acaba con todo lo anterior. Se trata, únicamente, de una posibilidad que puede emplearse en algunos casos en concretos. Una técnica más de las muchas que pueden emplearse en las distintas labores artísticas.

Fernando López de Sabando Meijide

miércoles, 4 de mayo de 2016

El gran tour en España


Fue el otro día en clase, mientras comenzábamos a atisbar qué podía llegar a significar el gran tour en la mentalidad de cualquier hombre del XVIII o XIX cuando me cuestioné cuento de todo aquello había llegado hasta nosotros de una forma más o menos claras. Durante esa misma clase se mencionó la película "Una habitación con vistas", en la cual se podía ver en qué consistía todo aquello que hasta la saciedad hemos oído mencionar en lo que ha difusión de la cultura del clasicismo se refiere. Bien sabido es por todos que la lectura de Nuestra Señora de París posee una detallada descripción de la catedral que da título a la obra; o que la Vetusta de La Regenta no es más que una descripción de Oviedo. Pero millones de libros más, documentos que nos ofrecen una información que poco a poco nos es más sencilla de comprender que un pesado texto académico. Fue así, como caí en un texto que solían leerme cuando viajábamos, Cuentos de la Alhambra de Washintong Irving. Es cierto que no se ha de considerar un texto ni cuaderno de viajes a este texto. Pero hay un punto tanto de interés por parte del escritor americano, así como una plantación idílica de lo que encontrará allí para que acabe así reflejado en la lectura. 


Hemos de agradecerle la creación de estos cuentos al embajador americano en Madrid, Alexander Everett, quien llamó a Irving para que este tradujese una obra literaria que iba a relatar los viajes de Cristobal Colón. En esta primera visita pasará cuatro años, en los que además de residir en Madrid, pasará años también en Sevilla y Granada. Puede que la obra que a mi me atañe la publicase dos años después de abandonar España, en 1832, pero si hay algo que no se puede negar es la impronta que esta ciudad dejó en él. 

El libro no es sólo una narración de diversas leyendas, sino que además nos las presenta acorde con la propia experiencia que él tuvo de las ruinas y la ciudad en si. Las historias suceden en lña visión romántica de una ciudad que hasta el momento no se había valorado como se debía. Los detalles, y las descripciones nos ayudan a confirmar el estado de los restos en el momento que se realizó la expedición. Esta información, aunque mucho menos a la vista, es un poso que ahí. Es así, de manera somera y sutil como Irving pone de manifiesto todo aquello que ha adquirido en el viaje que ha realizado al sur de la península y lo que de evocador ha encontrado. 

En conjunto, para mi, Cuantos de la Alhambra es una de esas lecturas qeu se han de recomendar siempre que se quiera realizar un viaje a Andalucía. No sólo es una lectura ligera y que invita a pegarse a ella durante horas y horas. Es un pequeño reflejo de los intereses que se comenzarán a dar en estos momentos sobre los orígenes de los diversos movimientos artísticos, actitud que se desarrolla en este momento con mayor profusión que nunca. 



Nuria Álvarez Garrote 








El museo del traje

Como es bien sabido, cerca de nosotros se encuentra uno de los museos mas especiales de Madrid, el maravilloso museo del traje. Este museo posee una de las mejores colecciones y mejor conservados de trajes de época. No es un museo que se encuentre muy a la vista de todos y, muy seguramente, un gran porcentaje de los estudiantes que nos encontramos en la universidad Complutense no se hayan parado a admirarlo. Es por este motivo que considero necesario hacer una referencia a la historia de este museo con el fin de darle a conocer e intentar despertar un interés por esta maravillosa joya oculta. 


El Museo del Traje es una institución cuyo principal objetivo es “promover el conocimiento de la evolución histórica de la indumentaria y de los testimonios del patrimonio etnológico representativos de las culturas de los pueblos de España”. Así se presenta este museo que alberga más de 11.000 copias relacionadas todas en mayor o menor medida con la indumentaria y la historia de ésta. No obstante, la concepción que de la ropa tenemos no es, a priori, la de una obra de arte, sino más bien la de un útil del que se sirve el ser humano. Por tanto, parecería lógico poder preguntarse, en primer lugar, sobre la utilidad y/o necesidad de un museo del traje y la relevancia que éste pudiera tener dentro del mundo del arte. 

Si bien es cierto que la indumentaria surge en un primer momento ante una situación de necesidad y, sobretodo, como protección de un clima adverso, con el posterior nacimiento de la “moda” (directamente relacionada con el mundo del arte) esta indumentaria que nace con una matiz protector, pronto comienza a gozar de una voluntad estética que ya desde un primer momento demuestra los gustos de seres humanos de cada momento. 

Por otro lado, la ropa, como el arte, resulta algo propio y exclusivo del ser humano y tal vez sea por eso que resulta tan natural esa extrapolación de una estética determinada a la indumentaria del momento. Además, también el mundo de la moda y la ropa tiene sus propias técnicas y materiales, los cuales han sido objetos de evolución a lo largo de la historia. 

No obstante, también es verdad que la indumentaria presenta una serie de limitaciones que dificultan el considerarla como obra de arte única. La primera de estas limitaciones es, precisamente, la falta de singularidad de las prendas que hoy se ve más agravada como consecuencia de un sistema de producción en serie. Dicha singularidad es la que, en muchas ocasiones, concede a una obra de arte el rango de tal, convirtiéndola en única. Por ello, sería tan injusto considerar a una prenda una obra de arte, como el despojar a la misma prenda de todo su valor estético y artístico. Debemos tener en cuenta que las piezas que recoge y expone este Museo del Traje se componen de un aspecto más que las enriquece en grado sumo: el aspecto histórico. Éste es el que hace de estas prendas piezas realmente relevantes en el panorama actual y termina por explicar la necesidad del museo. Pues como una pieza de cerámica que en su contexto se concebía simplemente como un útil y que puede ser contemplada siglos después como obra de arte, de la misma manera parecen actuar estas prendas que en un principio eran objetos funcionales que pudieron tener en mayor o menor medida una estética determinada. Con el paso del tiempo perdió toda su funcionalidad y la historia revalorizó su carácter artístico hasta dar con lo que hoy conocemos: un testigo que nos ilustra sobre la manera de vestir de otra época. Por tanto, podemos concluir que la indumentaria no es sino una extensión de la estética imperante en el movimiento artístico de cada momento, así como un posible reflejo de algunos valores ético y morales. Por ende, no parece tan pretencioso conceder a la ropa, o más bien a su voluntad estética, la categoría de arte de la que goza en el Museo del Traje.


Fernando López de Sabando Meijide

lunes, 2 de mayo de 2016

Ciudades bajo tierra



Muchos son los documentales en estos tiempo que nos tratan de mostrar la visión de la historia del pasado, basándose en cosas más o menos ciertas. ¿Quién no ha visto alguna de esas recreaciones virtuales que tanto se usan como recursos en este tipo de explicaciones televisadas? Todas ellas pueden ser más o menos correctas, dependiendo en gran medida de los recursos que hasta el momento pueden poseer, o la línea interpretativa que se vaya a usar. Pero lejos de las recreaciones virtuales, hay una serie de programas altamente interesantes. La serie de los mismos se llama "Ciudades bajo tierra", y no pienso hablar sobre los datos o no que te proporcionan en cada uno de dichos capítulos, sino en la dinámica propia del documental.

La intención de esta serie se centra en mostrar una ciudad desde un punto de vista un tanto particular, pues toda la atención del mismo está en recorrer las cloacas, cuevas y pasadizos que puedan existir en esta ciudad. Así, de las ciudad de Berlín, por ejemplo te mostrará los bunkeres que protegieron a la ciudadanía en la Segunda Guerra Mundial, o en Roma las catacumbas de los primeros cristianos y los restos de la primera cloaca máxima. Esto no es lo que se mostraría en cualquier documental que ver cuando se quiere tener una idea por encima de la ciudad que se va a visitar. No, esta es una imagen que se da y que es importante por dos puntos imprescindibles: la carencia total a estos viaductos, y por otra parte, la posibilidad de ver una arqueología viva.

El primero de los puntos se explica por si solo, por norma general, los accesos a las alcantarillas es algo que además de no interesar en absoluto, está completamente regulado y prohibido. Por eso, poder ver de forma tan directa un lugar así es algo que en pocas ocasiones se tendrá la posibilidad. El segundo punto, sin embargo, es un poco diferente, pues la arqueología es por sí una actividad que necesita de ser desenterrada. En este caso, las actividades arqueológicas y de estudio se han de realizar bajo el nivel de la ciudad actual. Esto es curioso, porque en más de una ocasión nos hemos preguntado cómo se vería la ciudad en épocas pasadas, y hemos descartado la opción de poder observarlas de tal modo, pero aquí es nos da la posibilidad de ver parte de esas antiguas ciudades que descansan bajo nuestros pies. En parte, estos capítulos nos muestran de forma somera lo que se encuentra bajo nuestros pasos y frente a lo que se muestra un arqueólogo día sí, día también. 

Su visualización, por tanto, yo la tomo más como un documento más gráfico que de información puramente rigurosa. La visualización de algunos de estos programas divulgativos es por tanto una práctica que es recomendable tomar con cautela, pero  que pueden aportarnos toda una serie de datos que de otro modo nos habrían sido imposible de visualizar con nuestros propios ojos. 





Nuria Álvarez Garrote 






Capítulos de Ciudades bajo tierra

Juan Maluquer de Motes
(1915-1988)

Tras Sáenz de Buruaga, Pericot, Alcina Franch y Blanco Freijeiro, en un intento de recordar a las figuras más relevantes en el mundo de la arqueología y la universidad española llega ahora el turno de Juan Maluquer, el que probablemente sea el mejor representante de la escuela catalana de arqueología.

Nació en Lérida en 1915, procedente de la burguesía catalana, concretamente de una prestigiosa familia de terratenientes. En cuanto a su formación académica cabe resaltar que la guerra civil (y en consecuencia el aislamiento del país) impidió que completara sus estudios en el extranjero como habían hecho muchos otros, pero su carácter abierto facilitó el contacto con las más relevantes figuras del momento como V. Gordon Childe y C.F.C. Hawkes, con los que mantuvo una numerosa correspondencia científica.

Trabajó en el Museo Arqueológico de Barcelona, cuando este estaba dirigido por el profesor Martín Almagro Basch. Esta etapa es importante por el hecho de que fue durante este periodo cuando entró en contacto con los otros jóvenes arqueólogos catalanes que, como él, desempeñarían en el futuro un excelente papel en este campo. Se trata de M. Tarradell, E. Ripoll, P. de Palol y A. Arribas entre otros.

En 1949 ganó la cátedra de Arqueología, epigrafía y numismática de la Universidad de Salamanca. Su mentor fue P. Bosch Gimpera el cual le trasmitió una concepción universalista de la ciencia. Mantuvo siempre este criterio y bajo el fundó la revista Zephyrus. En 1959 fundaría una segunda revista de Arqueología: Pyrenae.

Juan Maluquer fue un excavador nato y algunos de sus trabajos más importantes fueron: las excavaciones en el Cerro del Berrueco, en el castro de los Castillejos en Sanchorreja (Ávila), once campañas en Cancho Roano (Badajoz) y en uno de los yacimientos más relevantes descubiertos tras la guerra civil, Cortes de Navarra. Tuvo un especial interés por todo lo referente a Tartesos, lo que le llevó a excavar en Bobadilla (Jaén) en 1981. Incluso la muerte le sobrevino en una excavación de su Lérida natal.

El último de sus aspectos que me gustaría destacar es el de docente. Fue un profesor muy respetado en su etapa en la Universidad de Salamanca hasta el punto de conseguir que personalidades del mundo de la política de la ciudad costearan estudios arqueológicos como la publicación de la “Carta de Arqueología de Salamanca” en 1956, y gracias a ello la provincia entró en la investigación arqueológica mundial.

Solo queda finalizar afirmando que Juan Maluquer fue un gran excavador, un gran investigador y un gran profesor y todo su trabajo sigue constituyendo actualmente una preciada fuente de información.

Bibliografía

Blázquez, J.M., VII Jornadas de Arte. Historiografía del arte español en los siglos XIX y XX. Madrid, 22-25 de noviembre de 1994, Madrid 1995, 187-196

Munilla, G. (2000). El profesor Juan Maluquer de Motes y la investigación en el poblado del alto de la cruz (Cortes, Navarra). Pyrenae, (22-23), pp.37-40.

Celestino, S. (2000). El Santuario de Cancho Roano. Pyrenae (22-23), pp. 47-50.

Díaz-Andreu, M., Mora, G., Cortadella, J., (2009). Diccionario histórico de la arqueología en España: (siglos XV-XX), Madrid: Marcial Pons

ALBA GONZÁLEZ FERNÁNDEZ