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martes, 1 de marzo de 2016

Contenido del Museo de América.

Tras la visita al museo de América y tener tiempo libre pude disfrutar de la maravillosa colección permanente. Es un museo que a mi entender se tiene un poco en el olvido pero que sin duda es uno de los que más me gustan. Entre la gran variedad de piezas hubo una que me llamó la atención a la cual querría dedicarle esta entrada, tanto por su calidad técnica, su estado de conservación y por lo que me hizo sentir. La pieza que escogí es una urna de ceramica de la cultura zapoteca. 

La ficha técnica es: 

Clasificación Genérica: Cerámica arqueológica
Objeto/Documento: Urna
Materia/Soporte: Arcilla
Técnica: Modelado, Aplicación, Inciso
Dimensiones: Altura = 22,90 cm; Anchura = 15,60 cm
Datación: h. 400-700
Periodo: Clásico medio
Contexto Cultural/Estilo: Zapoteca. 
Lugar de Producción: México (América del Norte)

La cultura zapoteca data desde hace 2500 años. Hacia los siglos XV y XIV a. C., se desarrollo el primer núcleo urbano importante, este nucleo se situo en un primer momento en San José Mogote. Durante el perido Preclásico, hacia los años 500 a.C.-1000 d.C., se trasladaron a los valles del actual estado de Oaxaca. En estos momento vemos cómo mientras que Monte Albán era la ciudad más importante de la region paralelamente Teotihuacan florecía en el centro de México y las ciudades mayas en el sureste.
Primariamente los zapotecas eran sedentarios, vivían en asentamientos principalmente agrícolas con gran variedad de productos, adoraban un panteón de dioses coronados por Cocijo el dios de la lluvia. Los ritos religiosos eran regularizados por los sacerdotes, que podian llegar a realizar algun sacrificios humanos. Paralelamente a la adoracion de los dioses los zapotecas va a adorar a sus antepasados y creían que, al igual que nosotros, hacia un más allá paradisiaco, por lo que veremos un culto a los muertos. Su gran centro religioso se encontrará en Mitla que junto con la ciudad de Monte Albán, se desarrolló una civilización muy avanzada, pudiendo considerarse como la ciudad más importante del hemisferio occidental, llegando a dominar gran parte de Oaxaca. La cultura desarrolló un importante arte, una arquitectura,  una escritura basada en  jeroglíficos, las matemáticas, y la astrología que utilizaron para realizar,  como muchas otras culturas, los calendarios. Si nos detenemos a analizar estos datos podríamos entrever una posible influencia de los olmecas, los mayas e incluso con los toltecas.
Los zapotecos eran grandes tejedores y alfareros, entre los productos que desarrollaban tenemos las urnas funerarias, eran vasijas de barro que se colocaban en las tumbas. Geograficamente las tumbas se encontraban relacionadas con las zonas dedicadas a la élite aunque no tenían un lugar concreto establecido. 
La pieza que he seleccionado es una urna cilíndrica que representa a un personaje sentado con las piernas cruzadas y las manos sobre las rodillas, cabeza desproporcionada y ningún tipo de interés por la representación anatómica fiel,  estos son rasgos propios de la cerámica zapoteca. Muy posiblemente no se trate de una urna funeraria pues no estaban pensadas para contener las cenizas de los muertos, sino, más bien, estaban pensadas como ofrendas.
La pasta utilizada como sabemos es de arcilla, una composición común de la zona en la que fue fabricada. Desconocemos que tipo de desengrasante se pudo utilizar para  el mejor manejo del material, pero lo que sí es cierto es que se debió utilizar alguno de los elementos típicos como: paja, arena, concha molida, espículas de esponja, cerámica molida...
Parece ser que el modelado de la pieza se hizo a partir de una masa de arcilla a la que se le fueron añadiendo pedazos para constituir la forma del dios. Si observamos la parte de atrás vemos claramente como el modelado se hace mediante el uso de las manos, el resto de elementos se añaden por presión que posteriormente, y aun estando húmeda la pieza, se decide marcar con un punzón en la zona del tocado y los detalles faciales. 
El acabado de la obra es claramente en crudo debido al color blancuzco que posee, es cierto que no posee un color uniforme pero eso puede deberse al proceso de cocción, al tiempo o a la conservación de la pieza. La decoración sin duda mezcla la técnica de la incisión para los detalles y el pestillaje para la creación de los elementos que configuran el frontal de la pieza
Si nos fijamos podemos ver que porta un tocado adornado con el "glifo C", anteojeras cuadrangulares y máscara buco-nasal en forma de ofidio, cuya banda labial se yergue terminando en doble voluta y, por último, vemos un adorno pectoral cuatripartito. Estos atributos se podrían relacionar con la representación de Cocijo, una divinidad zapoteca vinculada a la lluvia al que es posible identificar por la máscara buco-nasal acabada en dos volutas. Este Dios, también es conocido por los Aztecas como Tlalo y por los Mayas como el dios Chac, este dios era. Una personificación de los poderes meteorológicos relacionados con la lluvia y su acción benéfica sobre los campos de cultivo, pero al mismo tiempo se asociaba a las tormentas y a sus resultados nefastos sobre las cosechas . 

Este tipo de arte me suscita un grandísimo interés por la gran multitud de posibilidades que tiene y por las múltiples teorías que pueden surgir durante el estudio de una cultura de la que aún desconocemos muchísimo. Consideró que estamos ante las puertas de grandes descubrimientos gracias a los nuevos sistemas arqueologicos y el avanzce de la tecnología que nos permitirá mostrar todo aquello que se oculta en el continente americano. 

SANCHEZ MONTAÑEZ. E. Arte indígena sudamericano. 1986. Madrid.
http://ceres.mcu.es/pages/Main consultado el 1 de Marzo

Fernando López de Sabando Meijide. 


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