Continuando con el tema de mi ultima entrada ahora me centrare en el contenido del códice de Madrid.
Nos encontramos ante el
manuscrito prehispánico más grande hasta el momento. Teniendo una extensión
total de 6.82m entre el fragmento Troano y el Cortesiano. Está compuesto por un total de 56 hojas decoradas por ambas caras, la exactitud del tamaño de las hojas
varía en función de cómo estas se encontrasen dobladas y del desgaste sufrido
hasta el momento. En relación a las paginas cabe destacar que la parte
posterior del manuscrito esta de cabeza con relación a la anterior junto con
dos páginas del reverso que están invertidas en la sección que forman la unión
de los dos fragmento, este hecho fue el que hizo que Rosny pensara que se
trataba de la misma obra.
Refiriéndonos ahora al material
del códice sabemos que está compuesto de dos capas de
fibras de ficus, este es el mismo material que se utilizo para la
realización de los códices de Dresde y París. El códice posee una capa de cal
sobre la superficie que sirvió de fondo para la escritura que junto con tejidos
con almidón en las fibras componen el soporte de la obra, el uso de estas
fibras era principalmente para rellenar los espacios entre el material para
configurar una superficie lo más regular posible para posteriormente aplicar la
capa de cal.
Los colores que componen los jeroglíficos y los dibujos los componen el rojo, negro y azul con sus diferentes
tonalidades. Estos tres colores son los que se usan con normalidad en la
creación de los códices mayas. Según algunos estudios sabemos el los colores
procedían de diferentes sitios y poseían una técnica de preparación propia, así
pues, sabemos que la tinta negra procedía del hollín del pino, el azul de la
planta del añil que junto con la atapulgita produce el, tan conocido, azul
maya, y el rojo de la semilla del achiote
Se piensa que pudieran ser ocho
escribas los que trabajaron en el códice, cada uno tenía su estilo y su
capacidad para calcular el espacio. Vemos como cada artista lo emplea de una
manera muy personal a pesar de tener todos unas mismas reglas. Algunos escribas
prefieren un color por encima del resto, uso de variantes en la preparación de
los tintes y pigmentos, etc. En otro tipo de observaciones podemos contrastar
como varían los trazos según los días en los que trabaja el escriba y el
cansancio que tenía en el momento de su labor artística, dando así unos trazos
menos cuidados.
La división que hacían los
escribas de las paginas parece en un principio voluntaria, cada uno decidía
como quería representar el tema que le tocaba, así pues, el escriba numero VIII
dividió en cuatro secciones la mayoría de sus páginas. Otros representaban al
dios entero ocupando una misma página o con las letras muy grandes.
Podemos distinguir con claridad
las secciones de contenido calendárico, jeroglífico y figurativo. Mediante la
simple observación podemos reconocer algunos personajes que se repiten o
ciertas actividades :
1 Lluvia y agua celeste (2-18) 2 Agricultura y fertilidad (19-29) 3 Lluvia nefasta (30-33) 4 Ceremonias de Año Nuevo (34-37) 5 Fertilidad de la tierra y la cacería de venados con
lanzas (38-43) 6 “Trampas” para venados y otros animales (44-49) 7 Fertilidad, comercio y guerra (50-56) 8 Ceremonias de fertilidad (57-64) 9 Sol, maíz, lluvia y muerte (65-74) 10 El universo, el tiempo y sus augurios (75-78) 11 Practicas propiciatorias de fertilidad como fumar, tejer e
hilar (79-100) 12 La apicultura (103-112)
Cada tema a su vez se encuentra
dividido en “almanaques”, término que aplicaron los expertos en los códices
mayas para los pasajes que comprenden un ciclo completo de 260 días y contiene
los augurios para conocer los días favorables y desfavorables, como las
imágenes de los dioses que intervienen en determinadas actividades en las
fechas especificas. Así pues entendemos que los almanaques son pequeñas
secciones que constituyen la unidad temática y adivinatoria. Estos almanaques
eran muy utilizados por los sacerdotes que los consultaban para resolver las
dudas que se les podía plantear, así pues, observando el día de la consulta o
el año de nacimiento del que consulta, el sacerdote podía orientarse y
responder en consecuencia. Förstermann determino que había unos “pasajes
paralelos”, así los denomino, que contenía respuestas a preguntas muy
concretas.
El códice Tro-Cortesiano posee un
gran número de figuras en sus 112 páginas, esto supone una gran base para el
conocimiento de la religión maya. Entre las figuras que encontramos la gran
mayoría son hombres, pero, también podemos encontrar mujeres, niños, objetos,
animales, vegetales, etc. Esto nos permite englobarlos en cuatro grupos: los
humanos, los vegetales, los animales y los híbridos. El grupo de los vegetales
es el menos numeroso, mostrándonos varios ejemplos como el maíz, los animales
tienen un espectro más amplio, desde los invertebrados más pequeños como las
arañas hasta los vertebrados más grandes como el jaguar o el venado. Si bien es cierto que todas las figuras aun
no han sido clasificadas y catalogadas, por lo que aun hay un amplio campo en
el que investigar.
- AYALA FALCON. M. De la procedencia y el uso del Códice Madrid. México.
- CIUDAD RUIZ. A. Los escribas del Codex Tro-Cortesiano del Museo de América de Madrid. Madrid 2003
- SOTELOS SANTOS. L.E. Los dioses del Códice Madrid: aproximación a las representaciones antropomorfas de un libro sagrado maya. México, 2002
Fernando López de Sabando Meijide